Hoy estoy reflexionando sobre la misión que tenemos los matrimonios cristianos en esta sociedad, después de leer unas recientes palabras del Papa sobre el asunto. La verdad es que la cita se las trae...
"los esposos cristianos deben ser los mejores y más convincentes mensajeros de la belleza del amor sostenido y nutrido de la fe, don de Dios, ofrecido con generosidad a todos para que cada día descubran el sentido de la vida".
Lo primero es decir que YO SOY TESTIGO de esta verdad. Conozco varias familias que son mensajeros de esta belleza del amor, que te invitan a pensar que la vida tiene sentido.
Pero a la vez, me vais a perdonar que hable en primera persona, porque, aunque conozco a estas familias, no me considero con el conocimiento suficiente para hablar de lo que otros hacen y de cuales son sus motivaciones. Todo lo que voy a decir es solo mi humilde opinión, que parte de nuestra experiencia de 11 años de matrimonio, con cinco hijos que Dios nos ha regalado.
Vayamos por partes:
- MENSAJEROS (CONVINCENTES) DE LA BELLEZA DEL AMOR:
Al principio pensaba que, cuando tenemos las pequeñas trifulcas de cada día, no se transmitirá mucha belleza a nuestro entorno, pero luego me daba cuenta de que, en el fondo, hasta esas pequeñas trifulcas pueden ser testimonio de la belleza del amor. No somos iguales, no tenemos que opinar siempre igual, como autómatas, y esas pequeñas asperezas "liman" la relación. El amor esponsal no tiene casi nada que ver con el que se ve en las películas. En mi opinión, el Señor puede aprovechar esas disputas para que vayan moldeando el verdadero amor.
Y por otro lado, cuando el Señor te concede una familia numerosa, el solo hecho de dar un paseo ya se convierte en un testimonio mudo de que "hay algo más". Porque no es solo que cuenten los niños (que lo hace muuuucha gente), sino que ven que no tienes la cara amargada, sino al contrario, realmente feliz de ver crecer a tus hijos, de ver cómo progresan y aprenden, de cómo van superando sus dificultades. Me da la sensación que esa alegría es bella y se puede sentir.
- SOSTENIDO Y NUTRIDO DE LA FE, DON DE DIOS:
Es una experiencia compartida con mi mujer cúanto ayuda la oración en tantos momentos de difultades. No solo la oración propia del matrimonio, que construye la comunión del matrimonio mucho más que las cosas materiales. También la oración de otros, de la gente con la que compartes la fe, que transforma la fe compartida en comunidad de hermanos.
Nada te une más al hermano que entender su sufrimiento. Cuando un matrimonio que conoces tiene un sufrimiento concreto, que te ha tocado vivir a tí antes, te sientes muy hermanado con su situación, y te sale expontáneamente la oración por ellos. Incluso aunque no hayas pasado por la situación, te mueve el corazon los sufrimientos de otras familias como si fueran los tuyos, especialmente cuando son sufrimientos de los hijos o por los hijos.
- PARA QUE DESCUBRAN EL SENTIDO DE LA VIDA:
Creo que nuestra familia, a pesar de las dificultades y los sufrimientos que tenemos, como todo el mundo, vivimos una vida con sentido. Con una esperanza concreta, como una misión preciosa, más como una gran aventura en la que somos los verdaderos protagonistas.
El que ese sentido de la vida llegue a los demás es una labor que yo creo que no nos compete directamente, sino que trasciende nuestras capacidades. El fruto vendrá de Dios, si esa es su voluntad. Yo no me siento capaz de hacer descubrir ese sentido de la vida a nadie, salvo viviendo con coherencia la familia y la fe recibida. Lo demás (lo verdaderamente importante) queda en manos del Creador.
¿QUÉ OPINAIS?
Imprimir artículo
