miércoles, 9 de abril de 2014

Paternidad responsable (y VI) - Consecuencias en el matrimonio

Termino esta serie con este sexto artículo, en el cual quiero hacer referencia a la experiencia, tanto propia como recibida de otros matrimonios, con respecto a la aplicación o no de la paternidad responsable en la vida de un matrimonio cristiano. Para empezar como siempre, con las fuentes,  vamos a hacer referencia a dos textos: 
- De la encíclica Humanae VItae:  
 " Esta disciplina, propia de la pureza de los esposos, lejos de perjudicar el amor conyugal, le confiere un valor humano más sublime. Exige un esfuerzo continuo, pero, en virtud de su influjo beneficioso, los cónyuges desarrollan íntegramente su personalidad, enriqueciéndose de valores espirituales: aportando a la vida familiar frutos de serenidad y de paz y facilitando la solución de otros problemas; favoreciendo la atención hacia el otro cónyuge; ayudando a superar el egoísmo, enemigo del verdadero amor, y enraizando más su sentido de responsabilidad. Los padres adquieren así la capacidad de un influjo más profundo y eficaz para educar a los hijos; los niños y los jóvenes crecen en la justa estima de los valores humanos y en el desarrollo sereno y armónico de sus facultades espirituales y sensibles." (HV 21)
- Y en la Escritura encontramos la siguiente frase de San Pablo.
"No os neguéis el uno al otro sino de mutuo acuerdo, por cierto tiempo, para daros a la oración; luego, volved a estar juntos, para que Satanás no os tiente por vuestra incontinencia."  (1 Co 7, 5)
 A partir de estos dos textos, me gustaría hacer las siguientes reflexiones.
1.- Los matrimonios cristianos tenemos a nuestra disposición un Magisterio eclesial muy claro con respecto al tema, que todos deberían conocer en profundidad. Es más, yo creo que debería ser de obligado cumplimiento para todos la lectura completa de la Humanae Vitae como parte de su formación prematrimonial.

2.- Sería de mucha ayuda que los presbíteros que asisten a las comunidades cristianas tuvieran una formación suficiente como para poder dar criterios claros a los cristianos cuando son requeridos para ello. No voy a generalizar, porque sería injusto,  pero en mi experiencia propia y de los matrimonios con los que he hablado, bastantes presbíteros o no tienen la formación necesaria o no tienen las ideas lo suficientemente claras; a lo mejor es solo mi caso, pero me ha sido muy difícil encontrar a uno que sea capaz de darte una ayuda real, un criterio concreto que, respetando el fuero interno del matrimonio, sirva de ayuda a los esposos. Por misericordia de Dios yo sí lo he encontrado, pero es muy triste no poder recibir un consejo, sobre todo cuando un matrimonio atraviesa dificultades serias, y acuden a su pastor en busca de ayuda.

3.- El uso correcto de los métodos naturales fortalece la comunión en el matrimonio. Porque es necesario un discernimiento común, es necesario valorar las necesidades del otro, y es necesaria una "ascética", una castidad conyugal, que redunda en beneficio de los dos, y por añadidura, de los hijos.

4.- El desconocimiento del Magisterio ha provocado un sinnúmero de sufrimientos innecesarios. Cuántas veces un matrimonio que está atravesando problemas serios del tipo que sea, y no tiene claro lo que dice la Iglesia, en su recta intención acaba acudiendo a la abstinencia permanente. Como hemos visto en la carta a los Corintios, no es bueno que se alargue en el tiempo por la tentación que puede provocar para cualquiera de los esposos. A pesar de que un célibe tiene una llamada a vivir esa castidad permanente, no es así en un matrimonio, y cuando se alarga la abstinencia se pierde el aspecto unitivo que es vital en la relación conyugal. Incluso en casos extremos puede poner a cualquiera de los conyuges en tentaciones mucho peores (adulterio, prostitución, etc.)

5.- De la misma forma, también se puede producir, y de hecho se produce a veces una situación terrible, que es el resentimiento entre los conyuges, porque tienen miedo de un nuevo embarazo, o que no se sienten comprendidos el uno por el otro. Se levanta un muro de incomprensión y de rencor entre ellos, y esa ruptura interior es muy peligrosa, para el matrimonio y para los hijos.
No me alargo más. Como decía en un comentario anterior, no es mi intención enseñar los aspectos "técnicos" de los métodos naturales, sino fomentar el conocimiento profundo de lo que dice la Iglesia, para ayudarnos a todos a vivir su matrimonio en mayor plenitud. 

Cuando vas profundizando en lo que dice el Magisterio, te das cuenta de que la Iglesia es MADRE, vela por sus hijos, y no pide algo imposible. 

También tengo que decir que es una enorme ayuda compartir la fe con otros hermanos que pasan por las mismas situaciones. La Comunidad Cristiana viene en ayuda de los matrimonios de manera trascendental.

Que el Señor nos ayude a todos.


***

Imprimir artículo