jueves, 14 de marzo de 2013

Sorpresa y sorpresa


Primero fue la renuncia de Benedicto XVI. Nadie se la podía imaginar, rompiendo con una tradición de varios siglos de historia. Aunque sobre esto habría mucho que decir *.

Ahora la elección del Cardenal Bergoglio como Papa. En ningún pronóstico aparecía. Nadie podrá decir ahora "ya lo decía yo". Definitivamente el Espíritu Santo ha decidido mover ficha.

Pero hay más.

Utilizando el lenguaje de los medios de comunicación, el Papa Benedicto XVI estaba catalogado como tradicionalista, como muy tradicionalista especialmente desde la publicación del motu propio Summorum pontificum, que liberalizaba la celebración de la Santa Misa según el rito anterior al Concilio Vaticano II (en latín y de espaldas al pueblo).

El actual Papa, según se ha filtrado, fue el segundo cardenal que más votos obtuvo en el cónclave de 2005, solo superado por el entonces Cardenal Ratzinger.

Para los fieles autodenominados "tradicionalistas", el Papa Francisco es progresista, demasiado progresista, según lo que ha hecho y dicho como arzobispo de Buenos Aires. La mayor parte de las fotos que se han publicado, se le ve en actitudes impropias (según el criterio de estos tradicionalistas) de un "príncipe de la Iglesia" como viajando en el metro, atendiendo a ancianos, o incluso lavando los pies a drogadictos y enfermos.  


Y sin embargo, sigue siendo el mismo Espiritu Santo el que ha suscitado las dos elecciones.

¿Cómo puede ser esto? Y yendo un poco más allá ¿cómo va a afectar esto a la Iglesia?

Solo Dios lo sabe, así que a rezar unos por otros, y a confiar en Dios, que es el Señor de la Historia y sabe mejor que los creyentes (cardenales incluídos) lo que la Iglesia necesita.


* Aunque muchos medios hablan del siglo XV como último antecedente, (Gregorio XII, en mitad del Cisma de occidente), cualquiera que conozca un poco la historia de la Iglesia no se atrevería a comparar la renuncia de s.s. Benedicto XVI con abdicación de Gregorio XII, que se produjo en un momento de la historia en la que tres clérigos distintos se consideraban a sí mismos como el auténtico papa. Como curiosidad, la renuncia no la hizo Gregorio XII en persona, sino por medio de un "delegado plenipotenciario". Ciertamente Gregorio XII es el papa que la Iglesia reconoce como legítimo en ese momento de la historia, pero el caso que nos ocupa es absolutamente diferente.
   Tampoco es comparable, en mi opinión, con la renuncia de Celestino V, por tratarse de un Papa que poco más o menos fue obligado a ocupar el cargo, siendo un hombre de oración, que vivía como los eremitas, cuando fueron a buscarlo para coronarlo como sucesor de Pedro.
   En mi modesta opinión, la decisión de Benedicto XVI es única en la historia de la Iglesia.


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