lunes, 13 de febrero de 2012

Empuja la roca

Dios le dijo a su siervo: "Cada día empuja con todas tus fuerzas la gran roca que está junto a la puerta de tu cabaña".
El hombre perseveraba fielmente en lo que el Señor le pidió. Día tras día, antes de ir a sus trabajos, el hombre empujaba la gran piedra con todas sus fuerzas...  pero esta no se movía.
Después de muchos años el siervo de Dios aun perseveraba obediente, pero comenzó a sentirse frustrado, pues la roca no se había movido ni un milímetro.
Finalmente le dijo al Señor: "Ya estoy viejo y cada día he empujado la roca, pero esta no se ha movido ¿Por que he fracasado?"
El Señor le respondió con profundo amor:
"Querido hijo, cuando te pedí que empujaras la roca no era con el fin de que ésta se moviera. Quise mas bien enseñarte a dominar tu cuerpo, a fortalecer tu alma por medio de la disciplina, a conocer tus fortaleza y tus límites. Empujando la roca con perseverancia has aprendido a vencer la tentación del demonio que te decía que era inútil y has fortalecido tu fe.
Además, Yo sabía que tus enemigos eran fuertes y vendrían contra ti. Por eso quise que ejercitaras tu cuerpo. Gracias a tu perseverancia, empujando la piedra cada día, desarrollaste una gran fortaleza física y tus enemigos no han podido contra ti. Ahora eres fuerte espiritual y físicamente. Has vencido al demonio y a tus enemigos de la tierra. ¿Crees que fracasaste?. Cierto, no has movido la roca, pero tu misión era solo ser obediente y empujar para que yo cumpla en ti mis designios.
Lo has conseguido. Ahora, querido hijo, Yo moveré la roca".
A veces no entendemos, a veces renegamos, nos superan los acontecimiento grandes y pequeños. Pero el Señor tiene otra visión.
Confiemos en Él.

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1 comentario:

  1. Este cuentecito no es mío, lleva mucho tiempo rodando por internet.

    A veces una historia alegórica enseña más fácilmente que una frase teológica muy profunda. El mismo Cristo se sirvió de las parábolas para enseñar.

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